Ayer
noche tuvimos la suerte de disfrutar de uno de los mejores recitales del ciclo
(si no el mejor), a cargo de cuatro colosos del arte flamenco de nuestra
provincia, pontaneses por más señas, con nombre artístico Julián Estrada, Jesús
Zarrías, Álvaro y Fernando Granero; los cuales pusieron nuestra Catedral del
Flamenco “boca abajo”, impregnándola de puro arte y compás, que derrocharon por
los cuatro costados.
Hizo
la presentación de éstos cuatro magníficos artistas nuestro socio y directivo D.
Antonio Carlos Ruiz, que no se anduvo por las ramas y explicó sus biografías
con sumo detalle, sin extenderse más de lo necesario y ofreciendo datos muy
concretos e interesantes.
Julián
Estrada está en un momento cumbre de su carrera y los demostró haciendo gala de
un poderío extraordinario, con unas cualidades físicas excelentes, pisando
firme el escenario, con desenvoltura, desparpajo magisterio, sabiduría,
elegancia y flamencura.
Comenzó
Julián como los grandes, con unos Cantes de Trilla ejecutados con tanto pellizco
y perfección, que hasta se me olvidó hacerle fotos, porque me quedé absorto
escuchándole. Luego siguió con cantes de nuestra tierra haciendo Fandangos de
Lucena y el Zángano de Puente Genil, con un gusto exquisito. Después cantó El
Polo natural y el de Tobalo con maestría y buen hacer. Y finalizó la primera parte
con Tientos y Tangos, haciendo vibrar a un público que le despidió en pie, con
un efusivo y largo aplauso.
La
segunda parte comenzó también como los grandes por Soleá, acordándose de Utrera
y Triana. Luego cantó Malagueña de la Trini, que remató con la Rondeña Grande,
el Jabegote y Verdial, levantando al público de sus asientos. Después cantó por
Alegrías, haciendo un recordatorio en sus letras, de grandes artistas gaditanos
como Camarón, la Perla de Cádiz, Aurelio Sellé, Manuel Torre o Macandé,
emulando en alguna letra al genial Chano Lobato (Tío Chano). Siguió cantando
por Tangos derrochando arte y compás, dedicando sus letras a las ocho
provincias de nuestra Andalucía y haciendo los de Badajoz, y también
transportáos por Fandangos, luego hizo uno de Bambino y terminó éstos preciosos
Tangos con los de su paisano el gran Jiménez Rejano. Luego hizo una exquisita
tanda de Fandangos Naturales, Personales y de Huelva, acordándose de Manuel
Torre y el Carbonerillo en los naturales y en las letras de los de Huelva,
recordó a Toronjo Paco Isidro, Rengel, Pepe el de la Nora, Rebollo y María la
Conejilla. Y finalizó el recital por Bulerías, con una excelente tanda de
letras, en las que se acordó del gran Manuel Vallejo, e incluyó el sensible Romance
de la Reina “María de las Mercedes”.
En
cuanto al tocaor, su sobrino Jesús Zarrías Estrada, estuvo inconmesurable, con
una perfección, poderío, sensibilidad, elegancia y pellizco en el toque, que
dejó a la afición entusiasmada, además de ser por descontado el alma de ese
grupo de artistas que nos hicieron vibrar en todo momento de emoción. Y es que
Jesús es otro de tantos jóvenes, pero grandes guitarristas cordobeses del orbe
flamenco actual, que con su toque personalísimo embruja al público, lo emociona
y embelesa.
Por
lo que respecta a los dos palmeros, estuvieron geniales llevando el compás de
forma exquisita y proporcionando a la actuación del cantaor y guitarrista un
aliciente añadido extraordinario, enriqueciendo sobremanera el espectáculo.
Evidentemente,
al finalizar la actuación de éstos cuatro magníficos artistas, el público
asistente, le tributamos un apasionado, largo y cariñoso aplauso con el público
en pie.
Comentarios
y fotografías: Juan Antonio, secretario de la Peña, con la colaboración
especial del socio D. Bartolomé Dorado.
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