El pasado viernes
día 11 de noviembre, vivimos una noche mágica de arte Flamenco, a cargo de
estos geniales dos artistas, que me tocó presentar y por consiguiente, es a los
demás asistentes a quienes corresponde valorar mi presentación.
Previamente, me tomé la libertad de hacer un llamamiento a
nuestros socios, aficionados, medios de comunicación, directores y profesores
de los centros docentes y organismos oficiales locales y comarcales, para que
en la medida que sea posible, difundamos el arte Flamenco con actividades que a
cada cual le corresponda, para que hagamos posible que se produzca un relevo
generacional en nuestra Peña y en el arte Flamenco de nuestra Comarca.
Acto seguido, Segundo Falcón y Manolo Franco, destaparon el
tarro de las esencias, acudieron los duendes y nos obsequiaron con una noche
inolvidable de arte.
Segundo hizo sus cantes con sabiduría, acordándose de
muchos grandes del Flamenco a lo largo de su actuación, como Enrique Morente,
Ramón Ollero, El Gallina, Vallejo, El Nitri, Caracol, El Carbonerillo, Paco
Toronjo, Camarón, etc.
Le imprimió a los cantes tanto pellizco que “dolía el
Alma”, hizo gala de un gran poderío en su garganta y estuvo pasado de compás.
Derrochó simpatía y buen hacer, fue generoso en su
repertorio haciendo diez cantes. En la primera parte nos deleitó con Alegría de
Cái y de Córdoba, Malagueña con remate de cantes abandoláos, Soleá de Triana
con el remate de la Petenera, cantes de Levante con remate por Tangos de Graná
y de Badajoz y Guajira.
En la segunda parte, nos hizo La Caña con el Polo y Caña,
Seguiriyas con el remate de Cabales; Tangos de Málaga y Triana, Bulerías y
Finalizó con una tanda de Fandangos Naturales y de Huelva, ejecutando las
últimas letras “a palo seco y a capela”.
Por su parte, Manolo Franco, además del sólo que nos hizo
por Granaínas al comenzar la segunda parte, durante todo el recital, nos
deleitó con un verdadero concierto de guitarra, pero sin quitarle ni un ápice
de protagonismo al cantaor, al que le dio la cobertura musical perfecto, con su
toque rancio de guitarrista antiguo y personal, que nos puso en muchas
ocasiones los pelos de punta, y que propició que al finalizar el recital,
despidiésemos a estos dos excelentes artistas puestos en pié y con una
interminable y merecida ovación.
Comentarios y fotografías: Juan Antonio, secretario de la
Peña flamenca.
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