domingo, 11 de octubre de 2015

RECITAL DE AGUSTÍN FERNÁNDEZ Y ANTONIO CONTÍÑEZ.

De colosal, se puede calificar el inicio de este XXII Ciclo de los Viernes Flamencos de Pozoblanco, con el recital de Agustín Fernández Valenzuela, acompañado a la guitarra por Antonio Contiñez, a los que presentó de forma magistral, nuestro querido socio y expresidente  de la Peña D. Antonio García Sánchez, que una vez más demostró la experiencia y los conocimientos del arte flamenco que atesora; así como de estos dos excelentes artistas.
Antonio además nos comentó anécdotas y experiencias personales vividas con el maestro, que muchos de nosotros desconocíamos, y cuya dilatada carrera y trayectoria artística conoce perfectamente. Igualmente nos hizo una estupenda exposición del curriculum del guitarrista que le acompañó.
Agustín Fernández, nos volvió a demostrar el pasado viernes, que una de las pocas enciclopedias vivientes del Flamenco, que por suerte todavía nos quedan, porque además de cantar como no puede hacerlo nadie a sus 76 años, nos dio una verdadera lección de cómo hay que cantar flamenco, ejecutando los cantes con la “jondura”, el pellizco, el poderío y la más pura ortodoxia,  que sólo saben imprimirle al cante los grandes. El maestro nos transportó a tiempos pasados, a cante rancio, añejo, con sabor y olores de principios o mediados del Siglo XX, con esa forma suya peculiar y única propia de cantaores de esa época, en la que el cante resurgió con fuerza y poderío, nadando siempre contra corriente y desafiando todas las dificultades habidas y por haber; con letras emocionantes, desgarradoras y ya prácticamente olvidadas.
Y es que Agustín, es un grande entre los grandes, que nos emocionó con su forma única y genuina de hacer los cantes. Comenzó su actuación con cantes Abandoláos y Fandangos de Lucena, para después continuar por Soleá y finalizó la primera parte por Fandangos de Huelva. Y en la segunda, nos deleitó con Guajiras, Marianas, Tarantas y Cartageneras; Soleá, Seguiriyas y a petición del público, ya que se había despedido, se volvió a sentar y nos hizo una tanda de Alegrías como sabe hacerlas Agustín Fernández, que dicho sea de paso, tiene un sello personal único y una honradez fuera de lo común cuando se sube al escenario. Porque Agustín nació Flamenco, ha vivido y seguirá viviendo como un auténtico flamenco, del que nos sentimos muy orgullosos de que sea nuestro titular y de que haya decidido venirse a vivir con nosotros y terminar su carrera en el pueblo que le vio crecer y hacerse artista, aunque luego sus pasos siguieran por otros derroteros.
Ojala que tenga mucha salud y suerte y que viva muchos años, para que pueda terminar esa Antología que está preparando, que con toda seguridad, será una verdadera joya del arte Flamenco.
Y a tal señor, tal honor; porque el guitarrista que acompañó a Agustín el viernes, no se quedó a la zaga con el maestro, si no todo lo contrario. Antonio Contiñez, estuvo en todo momento a la altura, dándole al maestro la cobertura perfecta, y sin pretender ningún tipo de lucimientos personales, nos dio un verdadero concierto mientras acompañaba al cantaor, haciéndonos disfrutar de una noche de antología, que quedará para siempre en el recuerdo de quienes tuvimos la suerte de escucharles, especialmente en las Guajiras, las Tarantas y Cartageneras y la Soleá que hicieron en la segunda parte, donde ambos estuvieron cumbre, sin menospreciar los demás cantes; consiguiendo al final de su actuación una merecida e interminable ovación del público asistente.

Comentarios y Fotografías: Juan Antonio, secretario de la Peña.









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