Apoteósico cierre del XXI Ciclo
de los Viernes Flamencos de Pozoblanco.
Ese es el título que merece este
recital que nos ofrecieron estos dos jóvenes artistas, a los que presentó
nuestra querida Rosa Mari, con el desparpajo, la sabiduría y la experiencia que
atesora como presentadora en nuestra Peña flamenca; efectuando una estupenda
presentación, que se inició guardando un respetuoso minuto de silencio, por el reciente
fallecimiento del poeta y socio de esta institución D. Juan Escribano Dueñas y de
Rufo de Santiponce.
Guillermo ejecutó sus cantes con
su estilo personal, demostrando además el poderío que posee en la voz, su
peculiar forma de modular y de interpretar el cante.
Se le vio también que es un
cantaor que estudia a los maestros de viejos y que se preocupa por recuperar
cantes ya casi en desuso, como una especie de Polo Argentino, o Danzón Cubano (ahora no recuerdo bien), transportado por
Bulerías de las Castañas, que cantara el gran Canalejas de Puerto Real.
Desde el primer momento, tanto
Guillermo como Paco mostraron su excelente predisposición de agradar a quines
tuvimos la suerte de asistir a este último recital del XXII ciclo de los viernes
flamencos de Pozoblanco, siendo generosos en su actuación, ya que si bien no
hicieron un numero exagerado de palos, si se prodigaron con un amplísimo
repertorio de letras, que dejaron más que satisfecho al público.
Además cantaron y tocaron palos
para todos los gustos, con cantes por Soleá, Malagueñas o Segurillas. Y para
los menos ortodoxos o entendidos tuvieron también repertorio de cantes alegres
como Alegrías, Tangos y un interminable abanico de Fandangos de Huelva, que
Guillermo definió como “ristra de Fandangos”.
Por lo que respecta a Paco,
estuvo en todo momento pendiente de darle la cobertura idónea a Guillermo, sin
entrar en lucimientos personales, a pesar de ser también un guitarrista de
concierto que ha grabado su propio disco y del que nos obsequió con un popurrí
de todos los palos contenidos en el mismo.
Y volviendo a Guillermo, demostró
su generosidad, su sencillez y humildad rematando el recital “a capela”, bajándose
del escenario y cantando mezclándose entre el público que abarrotaba nuestra “Catedral
del Flamenco”, en todos y cada uno de sus rincones, incluso sentado en una de
las sillas, haciéndonos vibrar de emoción a todos/as los/as presentes, con esa interminable
“ristra de Fandangos de Huelva”, que
mencionaba antes y que cantó por una gran variedad de estilos, haciendo gala de
que no en vano, es nacido en esa bendita tierra cuna del Fandango, que es la
provincia de Huelva.
Comentarios y fotografías: Juan
Antonio, secretario de la Peña.
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