Ayer
viernes disfrutamos de un gran recital de arte Flamenco del Circuito 8
Provincias, a cargo del cantaor granaino Julio
Fajardo, que estuvo muy bien acompañado a la guitarra por Francisco Jesús
Hurtado “Morilito”, a los que en ésta ocasión me tocó presentarlos precisamente
a mí. Y lo hice de forma muy escueta para evitar aburrir con mi charla, a la
buena afición que se congregó en nuestra Catedral del Flamenco. Evidentemente,
no me corresponde a mí valorar la presentación que hice, si no a quienes me
estuvieron escuchando.
Julio
es un cantaor ortodoxo, que por la forma de ejecutar sus cantes, se aprecia que
se ha fijado y ha aprendido de los grandes cantaores.
Posee
una voz clara y con unos meligmas muy bonitos, que resultan muy agradables a
cualquier oído y está dotado de un gran poderío en su garganta, del que no hace
abuso, si no que modula perfectamente “diciendo el cante” como debe hacerse,
sin abusar de sus cualidades y afinando a la perfección de tal forma, que hasta
nuestro titular “Agustín Fernández” lo felicitó por su extraordinaria
actuación. Y cuando esa “enciclopedia viviente” del Flamenco que es Agustín felicita
a un artista, es porque lo ha hecho bien de verdad.
Comenzó
cantando por Fandangos de Lucena, acordándose de Cayetano Muriel “Niño de Cabra”,
luego hizo Malagueñas con remate por Rondeñas. Después hizo una entrañable
Milonga dedicada a las madres y finalizó la primera parte por Fandangos
Naturales de Vallejo, el Pena y el Carbonerillo.
La
segunda parte empezó con unas bellas Guajiras y después hizo unas Serranas para
quitarse el sombrero, demostrando que los premios obtenidos por éste palo, han
sido de sobra merecidos. Luego hizo Alegrías de Cádiz, haciendo uso del buen
sentido del compás que tiene y después cantó muy bien por Soleá del Charamusco;
para después como buen granaíno que es, hacer otro de sus cantes fuertes: una
Granaína que la bordó.
Finalizó
su actuación con unos Fandangos Naturales del “Pinini”, que enardecieron a la
afición asistente y se despidió cantando de pie “a capela”, con el público
totalmente entregado.
Por
su parte el guitarrista Morilito, estuvo en todo momento llevando al cantaor en
volandas y dándole la cobertura musical perfecta, sin hacer alardes personales,
pero demostrando que es un gran guitarrista de acompañamiento, limitándose a su
cometido que no es otro que acompañar al cantaor arropándolo siempre y sin
eclipsarlo, como suele ocurrir en algunos casos.
Y
aunque no se define como guitarrista de concierto, al iniciar la segunda parte del
recital, nos obsequió con un precioso toque por granaínas, haciendo un
recorrido por el Romance Anónimo, la Saeta, etc.
Al
finalizar su actuación, les despedimos con un merecido, cariñoso y largo aplauso,
con el público puesto en pie, como es lo propio.
Comentarios y fotografías: Juan Antonio, secretario de la Peña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario