RESUMEN
DEL RECITAL: Ayer viernes día 12 de enero, tuvimos la suerte de que nos
visitaran dos jóvenes y grandes artistas, Rubito de Pará (hijo) al cante, y
Antonio Cáceres al toque; a los que
presentó muy bien nuestro socio y vocal de la Directiva D. Antonio Carlos Ruiz
Aguilar, que lo hizo de forma concisa y concreta y aportando los datos necesarios
de ambos artistas, sin alargar la presentación más de lo necesario.
Rubito
demostró con creces el poderío que tiene y el buen momento artístico en que se
encuentra, haciendo los cantes con gran facilidad debido a las buenas
cualidades que tiene en la su garganta, que le permite modular a la perfección
y cantar con exquisito gusto y sentimiento por bajo, cosa nada fácil en éste
difícil arte que es el Flamenco. Y a pesar de ser un cantor joven, posee los
conocimientos y formas de cantar de un viejo, metiéndole un pellizco a los
cantes que emociona a quien le esté escuchando.
Comenzó
cantando por Soleá, acordándose de Triana y luego siguió por Tientos y Tangos
de Málaga, Extremadura y Graná. Luego nos cantó por Granaína y Media Granaína con
letras dedicadas al padre de la patria andaluza Blas Infante y a Federico
García Lorca. Y cerró la primera parte del recital por Cantiñas, con letras
dedicadas a Onofre, a Pericón de Cádiz, a Córdoba, a Camarón y a la Perla de
Cádiz.
Tras
el sólo de guitarra por Rondeñas con el que nos obsequió el pontanés Antonio
Cáceres, Rubito comenzó la segunda parte con Tanguillos de Cádiz, que dedico al
gran Chano Lobato y después se puso serio, para hacer un cante que suelen
cantar muy pocos artistas, porque dicen que
trae mal fario, osea por Peteneras. Después canto por Seguiriyas con remate de
Cabal para “romperse la camisa”. Para despedirse nos hizo unas preciosa tanda
de bulerías acordándose de la gran Rocío Jurado, el Clavel. Y a petición del
público, hizo una tanda de Fandangos naturales y de Huelva.
Y
si Rubito estuvo cumbre ejecutando sus cantes, el tocaor no le fue a la zaga,
porque el joven de 25 años Antonio Cáceres, nos embrujó con su toque limpio,
añejo y soberbio, con una agilidad y velocidad impresionantes, además de una
flamencura extraordinaria en su toque, hasta el punto de ser interrumpido con
aplausos en alguna ocasión.
Antonio
es sin duda, una prueba más de la extraordinaria dimensión que está tomando la
guitarra dentro del Flamenco y que le da un valor añadido a la interpretación de
cualquier cantaor y todo ello, haciendo sus deberes muy bien, sin quitarle
protagonismo y estando siempre pendiente de darle la cobertura musical precisa,
pero dándole más valor al toque; como hizo en el acompañamiento por Soleá, que
puso la cejilla en el décimo traste, con lo cual es mucho más difícil ejecutar
el toque, pero en cambio el cante gana en categoría.
Al
final de su actuación, estos dos jóvenes cosecharon un cariño e interminable
aplauso con el público puesto en pie.
Comentarios
fotografías y vídeos: Juan Antonio, secretario de la Peña.
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