El
pasado viernes día 9, pudimos disfrutar de otra noche mágica de Arte Flamenco,
a cargo de estos dos colosos del arte, el compás y la simpatía.
Los
presentó nuestro socio D. Antonio Cerezo López, que previamente nos
ilustró con datos muy interesantes sobre los cantes de Cádiz, Jerez y sus zonas
de influencia, después hizo una excelente presentación de ambos artistas,
concreta y concisa, sin andarse por las ramas, pero facilitando datos muy
interesantes de los mismos.
Nada más subir al escenario,
estos dos genios, agradecieron la colaboración del técnico de sonido y le
pidieron disculpas, porque aprovechando la excelente acústica que posee nuestra
Catedral del Flamenco, hicieron toda su actuación “a capela”, sin ningún tipo
de ayuda de los medios de sonido.
Y como en los viejos tiempos,
evocaron a los duendes que se cobijan en los rincones de nuestra casa del Pozo
Viejo y convirtieron el recital en una reunión de amigos, derramando todo su
arte y haciéndonos disfrutar de la verdadera esencia del arte flamenco.
Comenzó David acordándose de los
cantes de su tierra, por Caracoles y después nos hizo unas seguiriyas con
“jondura” y sentimiento, echándoles todo lo que hay que echar en esos cantes.
Después echó mano del arte del
Tío Chano, y nos hizo una composición de Garrotí, Tangos del Piyayo y de
Triana, para quitarse el sombrero. Luego nos hizo Malagueñas del Mellizo y
finalizó la primera parte con una tanda de Bulerías lentas para escuchar, de
Alfonso Gaspar, Luis de la Pica y tía Lola.
En la segunda parte, David nos
obsequió con Alegrías de Cái, acordándose de nuevo del Tío Chano, La Perla de
Cádiz, etc. Después nos hizo una Soleá del Mellizo y Paquirri, poniendo al
público en pié y hasta siendo interrumpido con aplausos por la jondura y pureza
con que las cantó. Después nos hizo unos Tanguillos
de Cái, emulando al Tío Chano y otros grandes del Flamenco y del Carnaval de
Cádiz. Después nos hizo Bulerías, acordándose entre otros de Juanito Villar, cantando
y bailando con un arte que puso la Peña “boca abajo”. Y remató su actuación con
unos Villancicos de Ignacio Ezpeleta, que según dijo, se los enseñó Mariana
Cornejo.
Y de la
cobertura musical que le dio Rafael Rodríguez, se podrían escribir varias
páginas, pero por abreviar, diré que escuchando la “bajañí” de Rafael, a quien
le escuche le transporta a otra dimensión de la guitarra y su toque sueña a toques
especialmente añejos por una parte, que recuerdan a los grandes de la sonanta
como Niño Ricardo o Manolo de Badajoz y a cualquiera de esos grandes tocaores de
principios del siglo XX, hasta en la forma de coger la guitarra. Y por otra parte, tiene cosas tan novedosas y tanta
variedad de mezclas, que dejan al público atónito y extasiado con su toque tan
personal e inigualable. Rafael estuvo colosal en tanto en el sólo que nos hizo
al comenzar la segunda parte del recital, como ya es costumbre en nuestra Peña,
como a los largo de toda la actuación, obsequiándonos con un verdadero
concierto de guitarra, como suele ocurrir con todos los guitarristas que
tenemos la suerte de escuchar en nuestra Peña.
Tanto
David como Rafael, derrocharon simpatía, arte y compás a raudales, ganándose al
público desde el primer momento y ofreciéndonos como ya dije al principio, una
noche mágica de ensueño de arte, sabiduría, honradez, elegancia y compás;
cosechando como no podía ser de otra forma, un caluroso interminable aplauso
con el público puesto en pié al finalizar el recital.
Comentarios y fotografías: Juan Antonio, secretario de la
Peña flamenca.