Ayer por la noche, con el salón de actos abarrotado de
público, tuvimos la suerte de poder disfrutar de un colosal recital de
verdadero arte en nuestra Catedral del Flamenco, a cargo de Antonia Contreras y
Juan Ramón Caro, previa presentación de ambos artistas por parte de nuestro
socio D. Joaquín Domínguez, que además de hacer una extraordinaria
presentación, nos obsequió con una pequeña pero instructiva reflexión sobre la
“jondura” y la verdad que cuentan las letras del arte flamenco.
Por lo que respecta a esa Señora del cante de nombre
artístico Antonia Contreras, ejecutó los cantes de forma exquisita, con una
elegancia extrema, pero a la vez con verdadero poderío y sabiduría, acordándose
de grandes artistas algunos desafortunadamente ya fallecidos y destacando entre
ellos a la que fue otra gran señora de la copla y el flamenco, a la que siempre
he admirado y le he guardado el respeto que se merece; me refiero a Dolores “La
Niña de la Puebla”.
Antonia comenzó cantándonos los Pregones de los caramelos,
que enlazó sabiamente con Cantes de Trilla, siguió con Tonás y remató por
Martines, dejando ya al público cautivado con estos primeros cantes y con su
elegancia y saber estar. Continuó haciendo Serranas que interpretó como a nadie
le he escuchado yo cantar en esta Peña. Luego nos hizo unos cantes de Levante y
finalizó la primera parte con una tanda de Fandangos de Huelva con unas letras
muy personales y preciosas.
En la segunda parte Antonia nos dio ya el mil por cien de
su arte, comenzando con unos Verdiales de Comares al estilo de Juan Breva
(según nos indicó la propia Antonia), que los enlazón con una Malagueña
preciosa del Niño de Vélez. A continuación nos deleitó con unos Tangos de
Graná, emulando al propio Enrique Morente, que a más de uno se nos saltaron las
lágrimas, porque en mi modesta opinión, superó al maestro en finura y pellizco
que nos desgarró el Alma. Pero por si fuese poco, acto seguido nos cantó por
Soleá como sólo lo pueden hacer los más grandes de este género. Después nos
hizo unas Granaínas para quitarse el sombrero y a petición del público nos
obsequió para finalizar con la Guajira más refinada y que yo he escuchado en
mucho tiempo, haciendo gala de cómo ya he dicho antes de que es una gran señora
del cante Flamenco.
Y si Antonia estuvo cumbre, el guitarrista Juan Ramón, no
le anduvo a la zaga, y demostró que es otro de los mejores guitarristas de
acompañamiento que han pasado por nuestra Catedral del Flamenco, porque sin
quitarle un ápice de protagonismo a la cantaora, nos obsequió con un verdadero
festival de arte, sin dar ni un guitarrazo y acariciando las cuerdas con la
misma finura y elegancia que cantaba Antonia, a la que arropó perfectamente y
la llevo en volandas en todo momento. Además nos obsequió como ya tradición en
esta institución, con un interminable solo por Guajiras que hizo las delicias
de los presentes.
En resumen, estos dos artistas nos dieron en todo por el
todo, cosechando grandes aplausos al finalizar cada cante y una interminable y
merecida ovación al finalizar su actuación, así como numerosas felicitaciones y
buenos deseos por parte de los muchos socios y socias y aficionados que tuvimos
el privilegio de verlos escucharlos.
Comentarios y fotografías: Juan Antonio, secretario de la
Peña.