Como diría el genial Matías Prast, con un sol de justicia y un día bastante caluroso, celebramos el día de convivencia que teníamos previsto realizar en el chalet del alumno de guitarra de la escuela de nuestra Peña Francisco Páez y de su esposa paqui, quienes además de acogernos en su casa de campo, nos trataron de forma exquisita y se volcaron en todo momento ayudando y colaborando en todo lo necesario para pasar un día inolvidable. Lo mismo cocinaron que hicieron de camareros y estuvieron siempre atentos a cualquier cosa necesitábamos, por lo que les estamos sinceramente agradecidos a ellos y a los padres de paqui que igual el matrimonio, fueron unos estupendos anfitriones y disfrutaron con nosotros en todo momento.
Sin pecar de exagerado, puedo asegurar que pasamos un día maravilloso, en el que prácticamente todo salió bien. La comida se fue sirviendo poquito a poco, sin prisa pero sin pausa, para darnos tiempo de ir degustando todo sin que resultase pesada, por lo que disfrutamos de un verdadero banquete, digno de la mejor boda. En cuanto a la bebida, cada cual bebió lo que le apeteció sin límite, pero sin exageraciones; siendo el ambiente todo el día de cordialidad y disfrutando "en familia" de la excelente comida, la bebida y el buen arte flamenco con el que nos obsequiaron tanto el maestro Rafael Trenas, como los alumnos de guitarra de nuestra escuela, como los buenos aficionados que nos deleitaron con su cante y que hicieron las delicias de grandes y pequeños.
Y como en nuestra Peña flamenca tenemos la suerte de contar con socios de las más diversas profesiones y artes, también pudimos disfrutar de cuatro poesías con las que nos deleitó nuestro socio e insigne poeta D. Juan Escribano Dueñas.
Pero como una imagen vale más que mil palabras (según dicen los entendidos), a continuación cuelgo unas cuantas fotografías, que hablan por sí mismas.
Fotografías y comentarios: Juan Antonio, Secretario.
